BELL, CABALLERO DE ORO.

 




Introducción.

Cuando Aeoros el caballero Dorado de sagitario, protector de la décima casa de el templo de Athenea murió tras las heridas provocadas por Shura, quien era otro caballero dorado su armadura se desprendió de su cuerpo.

 

Lastimosamente, la niña quien era la rencarnación de Athenea sobre la tierra también murió por el impacto. Sim embargo el alma se mantuvo presente. El alama de la diosa se dio cuenta de que no podía dejar este mundo así. El peligro acechaba en el mundo y vendría pronto, tenia que buscar otro recipiente. Pero antes de volver a hacerlo, sintio una presencia. Alguien que llamaba por ayuda.

 

Era su poder como diosa que podía escuchar este llanto desesperado. Miro a su caballero, el que intento protegerlo, tirado en el suelo. No era él.

 

Ella se sintio muy triste por ver como el hombre murió, y sintió las ganas de ayudar a la joven alma humana que gritaba por ayuda. No pudo verlo correctamente. Pero, sintió de donde venia. Era un lugar muy lejano.

 

No era el mismo plano de existencia. Se dio cuenta de eso. Era un mundo al que ella no pertenecía, mas allá incluso que el espacio y el tiempo.

 

Un mundo en el que sintió que la presencia de los dioses se encontraba en el mismo plano de los humanos. Ella pareció confundida. Nunca había imaginado que un mundo así podría existir. Ella deseaba algo así para este mundo. Ella quería ser parte de ese lugar, pero no podía. Tenia que estar aquí y proteger este lugar al que pertenecía.

 

Regreso al punto que llamo su atención desde el principio. Ese grito que clamaba por ayuda.

 

“¿Quién es?”.

 

Era una joven alma que no tendría mas que un momento en la forma de ver el tiempo de los dioses. Para un dios como ella, él no era mas que un recién nacido. Su vida acabaría pronto. Había una figura grotesca que lo perseguía, ella no podía dejar que eso pasara.

 

“Te ayudare”.

 

Levanto la mano y el aura divina envolvió la armadura que se habia separado de Aeoros. Se abrió un camino. Un camino por el cual solo un dios podría pasar y la armadura dorada desapareció.

 

En ese mismo instante. Había un niño corriendo de un monstruo.

 

La criatura tenia brazos gigantes, una cabeza de toto, y un cuerpo medio humano. Esta criatura era lo que todos conocían como un minotauro.

 

Groaar~

 

Los pisadas de monstruos podrían no ser mas aterradoras para un joven aventurero que había empezado su aventura. En este mundo, todos los que entraban en el único calabozo del mundo, eran conocidos como aventureros. Dentro de él podrían encontrarse criaturas como estas, e incluso mas aterradoras.

 

Él chico que estaba corriendo era un novato. Alguien que encontró a una diosa por casualidad, y se enfrento a la mazmorra por si solo, incluso sabiendo lo peligroso que podría ser.

 

Ahora mismo gritaba por ayuda, y estaba llorando casi resignándose a su vida.

 

Aun no quería morir. Grito por ayuda otra vez con esa idea.

 

“¡Por favor! ¡Alguien!”.

 

Siguió pidiendo ayuda incluso cuando tropezó y termino en un pasaje sin salida.

 

“¿Por qué?”

 

El minotauro se acerco. Sus pesuñas raspo y su puño se balanceo contra él.

 

“Whoooa”, de repente, antes de poder acercarse, un destello brillo. Se enfoco en el chico con cabello blanco y lo envolvió.

 

Rak~

 

Tak~

 

Cuando el brillo dorado se fue, dejo un manto dorado envolviendo al chico de cabello blanco. Dos alas doradas y equipamiento del mismo color. La mirada era tranquila a comparacion del momento anterior.

 

El minotauro se vio intimidado retrocediendo ante el aura dorada.

 

“R….”

 

Cunado se preparaba para huir, el puño del chico se levanto y al mismo tiempo el minotauro se hizo pequeñas trozos de carne.

 

Una chica humana y un Hombre lobo se quedaron perplejos cuando vieron lo que ocurrió.

 

Hombre lobo = Bete.

Chica humana = Aiz.

 

“Y ese quien es?”, Pregunto Bete. Pero Aiz estaba tan sorpeendiddo como él.

 

Después de todo u n tipo con tal habilidad y con una armadura como esa debía ser alguien de quien saber fácilmente. Sin embargo, para alguien como esa persona, entrar en un piso tan arriba y intricarse tan lejos de la zona hacia el siguiente piso, resultaba curioso.

 

Bell los noto. Fue algo muy rápido. Las alas del traje dorado bajaron hacia abajo y empezo a caminar. Ni Bell ni Aiz ni Bete se dijieron nada. Despues de todas las facciones eran rivales entre si, por lo que nadie Tenia nada que decirse.

 

Ninguno de ellos fueron la excepción a la regla.

 

 

“Be-Be-Bell”, Hestia una diosa con la que el tenia un contrato se sorprendió al verlo.

 

“Diosa, tengo que contarle varias cosas”. – Bell estaba un poco serio por lo que ella le correspondió con una actitud mas compleja. –

 

“¿Qué ah pasado?”.

 

“Pues veras…….”

 

 

El empezó a hablar. Le conto lo que le acaba de ocurrir. Le conto que ya no era él exactamente; en cambio se había convertido en la fusión de dos memorias diferentes. Los recuerdos de Aeoros habían entrado dentro de él. Al igual que su armadura, todos los conocimientos de Aeoros estaban ligados a él.

 

“Así que básicamente dices que ya no eres el mismo Bell de siempre, ¿es asi?”.

 

“Al menos así lo siento”.

 

Hestia no sentía que su amabilidad había cambiado. De hecho parecía el mismo en casi todo, si no fuera por que cada palabra llegaba con tanta seguridad a diferencia del Bell que conocía podría seguir diciendo que no había cambio.

 

“No te preocupes”.

 

Bell le sonrió.

 

“Pero de donde salió esto. Parece forjado por la misma Ephaesto. Incluso una aficionada como yo podría decirlo”.

 

“No lo se con seguridad. La diosa Athena se los da a sus caballeros para que luchen contra los peligros que amenazan al mundo”.

 

“Que…? Athena dices…?” – Miro hacia otro lado pensando. No recordó que ella haya bajado a un a el mundo inferido. De hecho creo que era una de las tantos dioses que prefería mirarlo desde los cielos.

 

No fue como ella, quien tropezó en una apuesta y termino metida aquí. Planeo regresar de inmediato, sin embargo, la idea de tener que herirse de gravedad no le agrado mucho y el hecho de que Loki su enemigo jurado estuviera ahí para burlarse de ella cuando llego le dio otro motivo para quedarse y pisotearla formando una mejor familia que la suya.

 

Volvio a mirar a Bell que espera que ella terminara su comentario interno para escucharla.

 

“Athenea…. Eh….. La verdad dudo que hablemos de la misma”.

 

Con lo que Bell había dicho, Hestia aseguraba que no eran la misma persona… o no la misma diosa. Ademas, jamás había oído hablar de las armaduras de oro como la que Bell llevaba puesto.

 

“Oye, Bell-kun, ¿Qué planeas hacer desde ahora?”.

 

“Ah…… Bueno aun estoy tratando de asimilar lo que ha pasado”.

 

“¿Qué tan fuerte crees que eres?”.

 

Él se puso a meditarlo por un momento.

 

_”…”

 

Bell llevaba un par de semanas como aventurero y apenas había visto luchar a aventureros de su mismo nivel. Los recuerdos de Aeoros le mostraron que vencer a aventureros de ese nivel seria fácil. Incluso demasiado.

 

Luego, estaba el minotauro, que tampoco fue un adversario muy fuerte. Según sabia, un monstruo como el era nivel 2 aproximadamente, por lo que estaba incluso un paso delante de ellos.

 

“Nivel 3, o superior”.

 

“E-En serio!”.

 

Bell asintió con la cabeza.

 

Hestia estiro las piernas saltando de la cama en la que estaban sentados de un brinco.

 

“Bueno eso es genial. Felicidades”.

 

“A donde va diosa”.

 

“Tengo que comprar para la cena”.

 

Bell la miro irse. Se levanto y empezó a quitarse la armadura. Aunque esta última había cambiado con respecto a su forma original, lo cual lo hizo algo diferente de quitar. La desactivo por medio de un pensamiento. Y se guardo en un pequeño cristal que atrapo en su mano.

 

“Qué raro…” – Se quedo mirando lo que era una roca preciosa que brillaba en su mano. –

 

 

En tanto, en la sede de la Familia Loki, una torre de Gran tamaño que llevaba el símbolo de Loki. Una sonrisa de un bufon, dentro estaba Bete y Aiz quienes estaban hablando un poco con sus compañeros. Habia dos amazonas y un pequeño Hobbit.

 

Tiona le lanzo otra pregunta cuando escucho lo que vieron ellos.

 

“Y quién era? Le preguntaron el nombre supongo”.

 

Todos miraron a Beta ya que Aiz no era fácil de comprender.

 

“No”, respondió de inmediato. – “Jamás habia oído de alguien con un armadura dorada y tan llamativa, además”.

 

“Una armadura dorada…”.

 

La voz apagada de Finn mirando lo que era una conversación simple al compartir una tasa de café fue llamativo para todos.

 

“¿Qué pasa Finn? ¿Sabes algo?”.

 

“No nada. Simplemente me parece algo raro una armadura como la que describes”.

 

“Tal vez sea un viajero recién llegado”, interrumpió Tione.

 

“Puede ser”, Respondió su hermana.

 

– Bete no dijo nada y Aiz tomo un sorbo de café. –

 

 

 

– Luego de un rato, en la iglesia abandonada, Hestia llego. –

 

“Bell, traje papas”.

 

– Bell la miro con ligera impresión. –

 

“Kami-sama, ¿Fue a comprar eso?”.

 

“Pero, te lo acabo de decir hace rato”.

 

“Oh, es verdad”.

 

“¿Qué pasa Bell-kun? Sigues estresado por todo lo que te ha pasado”.

 

“Aun es confuso”, respondió el cerrando la mirada.

 

– Hestia lo miro con preocupación. – “Comamos y durmamos. Puedes dormir conmigo esta noche si es que quieres”, le dijo levantando el pulgar con una sonrisa sobre su rostro.

 

“Creo que tomare algo de Aire antes de eso, puede ir a dormir sin mí”.

 

“¿Qué? Pero… y la comida….”

 

“Lo siento, Kami-sama, la veo luego”, le dijo poniéndose de pie y yéndose. Hestia no lo siguió. Sabía que estaba en una situación complicada por lo que le había pasado.

 

 

Bell salió a caminar.

 

Estaba dando rumbo en la calle de gente, cuando alguien le toco el hombro. Se giro para ver al responsable mirándolo y sorprendiéndose.

 

“Eina-san”.

 

“Bell-kun, demasiado cercano. Lo siento”.

 

“No te preocupes”, le dijo.

 

– Ella noto sus ojos pensativos y no pudo evitar preguntarle. –

 

“Que pasa?”.

 

– Bell se toma su tiempo para pensarlo. Se da cuenta que explicarle a Eina la pondría en una posición incomoda y de todas maneras no parecía que fuera algo bueno decirlo. Puso la mejor sonrisa que pudo y volvió hacia ella. –

 

“No es nada Eina-san”.

 

“Estas seguro? Te noto un tanto diferente”. – Bell la mira con preocupación. –

 

– Ella se acerca a Bell para tocarle la frente, pero Bell le dice que no es nada y se despide de ella. Ella no tuvo la oportunidad de detenerlo ya que desapareció en la multitud rápidamente. –

 

 

– Al dia siguiente, Bell interrumpe en el cuarto, y Hestia se abalanza sobre el cuando lo ve entrar. –

 

“¿Qué pasa, kami-sama?”.

 

“Me tenías preocupada, no pude dormir Bell”.

 

– Bell puso cara de arrepentimiento. – “Lo lamento”. – Llevo su mano para acariciarle la cabeza y Hestia se sorprendió por el gesto. –

 

“Uh… El bell normal no haría algo así, o al menos no sí avergonzarse”.

 

“¿De verdad?”.

 

“Si”.

 

– Inmediatamente Bell se da cuenta de que eso era verdad. La personalidad de Aeoros y la suya dieron como resultado a alguien diferente. –

 

– Bueno, por un lado parecía algo bueno, pero por otro, sentía como si le hubieran robado algo. –

 

“¿No es hora de que vallas a trabajar, diosa?”.

 

“Sí, ya estoy lista”. – Se  descolgó y fue a la salida que solo estaba aun par de metros. – “Espera, Bell”.

 

“Hmm…”

 

“Si aún no estas buen, quédate aqui”.

 

“Si, kami-sama; no te preocupes”.

 

– Ella se fue y Bell tomo la daga que usaba para ir al calabozo. –

 

“Ahora me parece tan innecesaria”, dijo el mirándola lo débil que era la hoja. –

 

– Sin embargo, pensó que ir por ahí con el armamento Dorado llamaría la atención de mucha gente, así como lo hizo ayer con los que lo vieron durante su regreso a la superficie. Sin embargo, si llevo la Clod en cualquier caso ocurriera algo. –

 

 

– En una tienda de armamento, Bell compro un par de coderas. Era un armamento sumamente liviano, y además, agrego un par de armas extras un cuchillo Kniffe [*20cm], y un punta. Un arma de simple uso con la longitud de una flecha sin mango. –

 

– Si alguien era muy certero esta clavaria perfectamente en el cuerpo de un monstruo. Lamentablemente era de mala calidad, por lo que no duraría mucho. –

 

– Ya en el Gremio, se presento ante Eina, ella se lo vio sorprendido por su forma distinta de ser. Bell siempre era animado, pero ahora su actitud estaba siendo demasiado seria, algo que la dejo preocupada, e incluso cuando empezaron a hablar. –

 

“Entonces, ¿A dónde te diriges hoy?”, pregunto Eina.

 

“Pensaba quedarme en los pisos uno y dos por un rato”.

 

“Así?”. – Eina salto con sorpresa. Bell era de los apresurados por lo que esperaba que siguiera queriendo aventurarse a los pisos bajos a pesar de su falta de experiencia. –

 

“Si. Solamente estaré rondando esos pisos por un rato”.

 

“Bien”. – Eina se alegro por que él ya no se metería al peligro, aunque no podía sacarse el hecho de que el seguía con su actitud demasiado fría para su yo habitual. Sim embargo, le dio el pase para que no cambiara de idea. –

 

– Bell entro al dungeon. Esta vez tenia un poco mas de curiosidad por el lugar, así que decidió reestudiar el piso. Las memorias de Bell Cranell le habían mostrado lo que encontraría. Un par de gobling, y algún que otro monstruo que encontrarías en un par de pisos mas adentro. Sim embargo la dificultad no cambiaría. –

 

“Grr… Grrr”.

 

– El gruñido de un Gobling le llamo la atención. Era un pequeño grupo de ellos y se estaban acercando. Bell tomo la punta y lo lanzo con precisión. Esta atravesó el cuerpo de un Gobling, y los otros al ver esto, retrocedieron, empezando a correr hacia el otro lado. –

 

– Él solo los miro irse. Presiono su puño y se dio cuenta lo fuerte que era. –

 

“Es más de lo que había imaginado”, dijo en voz baja.

 

– Como para recalcar el gran avance que tubo, cualquier otra criatura se alejo de su posición. Tal vez los monstruos eran monstruos, pero sentían el peligro de al acercarse a él. –

 

– Al darse cuenta de que no habia nadie tras suyo, Bell decidió ir al siguiente piso. –

 

 

“Bell-kun, ¡ya regresaste!”.

 

“Hola”.

 

– Hestia noto que él seguía como ayer. Pero no quiso en decirle sobre ello. –

 

“Entonces, ¿cómo te ha ido hoy?”.

 

“Recolecte bastantes piedras mágicas del segundo piso, aunque…… no me pagaron mucho por ellas”.

 

“¿Piso dos…? Pero….. que no dijiste que estuviste en el cuarto y quinto piso estos días”.

 

– Bell se llevo una mano a la cabeza. – “Si, pero ahora no siento querer ir mas adentro”.

 

– Ella lo miro. Se sintio igual que Eina por Bell. Era bueno que no se metiera al peligro, pero también era cierto que necesitaban algo de dinero, y la mayor fuente de ellos era Bell. Aunque ella quisiera ese dinero no iba a convertirse en una tirana que lo tratara como un esclavo. –

 

“Está bien. Tómatelo con calma”.

 

– Tal y como dijo Hestia Bell se lo tomo con calma. Llevo un tiempo antes de que quisiera ir mas allá. Llegando luego de una semana a los pisos 10 y 11. –

 

– Empezó a preocuparse de que la cantidad de dinero que ganaba no era suficiente. Era mas por Hestia y tenerla viviendo en esas condiciones. Así que tomo una misión del gremio de un grado alto a espaldas de Eina que jamás lo dejaría hacerlo. –

 

“Veamos…”

 

– Estaba envuelto en un sobre. Era una misión que cualquiera que cumpliera los requisitos mínimos podría aceptar. Sim embargo, claro que su falna no era aceptada si fuera vista. Así que le pago a un aventurero de nivel superior solo por aceptarla. –

 

– Fue bastante crudo con el hombre para que pensara que él tenia un nivel superior a él. –

 

– La misión era un repentino problema con varias sirenas que estaban alojadas a lo largo de la capital del agua, causando que el camino más corto fuera inaccesible. Esto hizo que Bell se preguntara si las familias de Rango alto no estaban ya encargándose de problemas como estos, ya que interrumpirían su camino al bajar a los pisos profundos. –

 

– La familia Loki se hubiera encargado del problema, pero acaban de regresar de un día atareado para ellos, y por otro lado la familia Ganesha u otras aun no sabían sobre ello. –

 

– Por otro lado, la familia Freya [Facción más fuerte de la ciudad], no harían nada si Freya no dictara nada. –

 

“¿Piso 30? Es muy lejos”. – Mirando su equipo, se dio cuenta que no contaba con protección suficiente. Aunque la clod de sagitario seria suficiente para ello, él no quería ser visto con él por ahora. –

 

– Decidió ir por algo extra, aunque no tenia mucho dinero para pagarlo. –

 

 

“¿Qué te parece?”.

 

– Le mostraron una lanza parecida al clavo que llevaba. Una espada de una mano, que para su mala suerte era dorada. Al menos parte de ella. Se gastaría todos los ahorros que tenía, pero parecía bastante necesaria. –

 

“Esta bien”, le dijo al comerciante.

 

– Le pago y estaba por retirarse, cuando alguien lo detuvo. –

 

“–”

 

“No es una buena arma, compra otra”.

 

“¿Hmm? ¿Hmmm?”.

 

– El se quedo mirándola. Era una elfo, tenía el cabello verde jade y un atuendo poco sobre saliente para su título. Algo que Bell por alguna razón no recordaba. Era Riveria, un aventurero Nivel 6 de la familia Loki. Hace unos cuantos días, Bell tubo un encuentro con dos de sus miembros, aunque no muy largo. –

 

“Estoy bien con esto”.

 

“Se romperá en un instante, créame”. – Repitió Riveria.

 

“¿Tú… eres?”.

 

– Bell se dio cuenta de que había varias mas de ellas. Todas las miembros mas fuertes de la familia Loki. Desde Riveria, Aiz, las amazonas, el elfo, incluso…. ¿su diosa? –

 

– La que mas sobresalía era la chica rubia que lo miraba con intensidad. Hubiera sido igual con el hombre lobo, pero no estaba aquí. –

 

“¿Lo conoces?”.

 

– Pregunto su compañero amazona. Se llamaba tiona y era un nivel 5, igual que Aiz. –

 

“Yo…”, tartamudeo mirando de un lado al otro entre bell y Tiona. Bell le agito levemente la cabeza indicando que no debería decirlo; a lo que ella se quedo callado sobre ello. – “No…”.

 

– Ninguno le creyó del todo, pero no preguntaron más. –

 

“Como sea”, Dijo Riveria llamando la atención de todos. – “Se romperá, ya te advertí”.

 

“Gracias por preocuparse”. – Bell se despidió y empezó a caminar hacia la entrada al dungeon.

 


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